Como un espiral hacia arriba, un grandioso bucle pintado por los días que pasan, voy cediendo a esta naturaleza de quererte, puedo decirte muchas cosas ahora, como podría leerte un libro o que me muestres una canción, o podría imaginar una mano mía en un espacio diminuto de tu piel que significaría lo absoluto, lo íntegro de tocarte o quererte cuando te toco.
Podría decirte cuentos, aspiraciones, o futuro, fuego, la noche o el amor.
Pero me es más significativo agarrar mis cosas (y las tuyas), y con esta especie de apremio tierno que sube desde tu imagen hasta mi, ir a buscarte el cuerpo,
buscarte la mirada esa que se te escapa con tu tan timidez alegre, como hilos o como partes finitas de nube atardecida,
se cuela en mis ojos que la reciben sin recortes ni acotaciones, como quien lentamente si quiere la cosa, una mirada tuya que es bien de verdad, de campo abierto o de mediodía o de lluvia pero de felpa también, blanda y vasta y alumbrada, y ahi me decís todo, y yo te puedo decir mas, pero todo eso que falta no va a ser aquí, ni en tu casa ni en la mía, quizá en un umbral frío, una hamaca, un puente, un barco, o alguno de todos esos lugares a donde vamos a estar o a donde sin saberlo ya andamos estando...
Los franceses a la palabra cursi la traducen exactamente como Mal Gusto. Ouch!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario