viernes, 6 de agosto de 2010

creer o implosionar


_Y, dígame, usted a qué se dedica?
_A soportarme...



Esperé tres cuartos de hora. Y dos minutos.
Estuve esperando. Soy esperando.
Bueno está bien, estoy esperando todavía.
Bueno, son más de tres cuartos. Un poco más, o mucho más.
Me levanté ayer y esperaba algo. Hoy me sucedió igual. Será porque anoche me dormí pensando que hoy no esperaría, esperaba no esperar. ASí que esa espera continuó.

No se desde chica. Pero más o menos.
Quizá hace muchos años de mi vida, soy una persona que espera.
Sic

Espero todo el tiempo que pase algo. No es lo mismo que esperar que pase algo todo el tiempo.
Yo sólo espero todo el tiempo que pase algo, con una sola cosa me basta.

Lo más intenso que me pasó en el último cuarto de hora fue tragar yerba (durante 24 hora en este blog se pudo leer: tragar llerva) y me recordó a la vez que me tragué una mosca que vino adentro de la bombilla que compré en el chino de enfrente. Todavía tengo yerba en la garganta, la mosca.

La espera si. Desespera.
he de implosionar con mi mayor desenfado, despacito y sin apuro.
Digo esto porque es lo más llamativo que encuentro en mi pulcra vida que tiene el ritmo de un vals en un tocadiscos que se traba y se come el sonido, le anda mal el volúmen y repite mil veces la misma canción.

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