Pero no es la idea criticarte, es solamente que quería contarte, que te equivocaste Barbita querido, dijiste que no somos Budas, que acá no hay árboles donde sentarse a meditar. Si, ya se que lo que digo está fuera de contexto. Pero te agarré Julito, tu cargo de consciencia, sabés de lo que hablo, eras tan artista, pero tan artista, que no me vas a negar tu sentido de la magia y hablo de tu otra magia, no la de los recovecos interesantes en cualquier ciudad, cualquier cuerpo o algún barco, bueno. Es cosa nuestra, vos me entendés. El resto no importa. Te quiero mucho y te comprendo, porque eras un intelectual, si, agregale latinoamericano porque a tu ego y tu alma les gustaba esa verdad, pero también eras un tipo que hacía arte, que valoraba el arte y lo explicaba, ahí el tema de la locura, pero antes de la explicación no me vengas a decir que no tenías esa otra cosita haciendote ruido en el pecho, esa otra gana de ir más allá donde estás vos y lo demás que vendría a ser todo. También has hablado de eso, pero me refiero más profundo, más adentro todavía.
En fin, no voy a explicartelo porque ya lo sabés, ya lo sentiste, y te lo llevaste con vos. Yo estoy segura de mi teoría y lo más tierno de todo, es que si estuvieras acá, solamente te reirías irónico, te tomarías un vino, mirarías el vaso, prenderías un cigarrillo y me contarías la biografía no publicada de Buda y todos esos pobres tipos y pondrías un jazz o una chacarera y yo sentiría mucha pero mucha bronca.
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