lunes, 27 de diciembre de 2010
martes, 21 de diciembre de 2010
cruda y necesaria
martes, 14 de diciembre de 2010
lunes, 8 de noviembre de 2010
miércoles, 27 de octubre de 2010
martes, 7 de septiembre de 2010
román
lunes, 30 de agosto de 2010
miércoles, 18 de agosto de 2010
Como anillo al dedo
Hay gente que es artista sin tener conciencia de serlo. Entonces sueña como artista, vive su arte y su vida es un arte. Es gente que anda por ahí, sin pensar en la tierra ni en el cielo y que actúa en armonía con algo que la sociedad no quiere que exista y por ello se confabula para abortarlo, o destruirlo. Es una armonía que se establece con lo desconocido, por lo perverso, con lo reprimido, con la ansiedad de lo divino y con el deseo de matar, que es igualmente necesario. Esa armonía los hace artistas, y no tienen conciencia de serlo. Si tuvieran conciencia, quizás todos los prejuicios que existen sobre el significado que socialmente tiene “ser artista” harían que su acción vital se desvirtuara. Son inocentes. ¿Los hay? Sí, los he encontrado. Están en los loqueros, a veces debajo del agua, o en un bodegón. Me topé con una artista en Neuquén, parecía una piedra de oro tirada en la montaña. Hablando horas y horas con esa vieja mapuche supe que ella era la vida y era el arte. Me dijo que antes de hablar conmigo iba a soñar conmigo, que en el sueño descubriría si yo era o no una persona de confianza. Tuve la suerte que al otro día me hablara y pude entender la lengua del viento. Ella encarnaba todo lo que yo había puesto en la utopía del arte. Ella era la poesía, mientras tomábamos mate, me acariciaba la mano y escuchábamos al viento.
Cuando esos auténticos artistas toman conciencia de lo que son, racionalizando lo que son, esa conciencia los “ensucia” y dejan de ser lo que eran en el mismo momento en que lo descubren. El espejo se rompe en mil pedazos.
Hay también gente que tienen conciencia de lo que es el arte, a partir de la reflexión sobre lo que están creando. Y aquí surge otra vez la división.
Están quienes actúan de artistas, impostan de artistas y a partir de la cristalización de la pose y del rol pervierten y depravan el verdadero sentir del artista. Cuanto más crece el reconocimiento social más pronto se convierten en la máscara, en la payasada de aquello que, como hombres, alguna vez fueron.
Hay otros, los hay, los hay, que sufren con el peso de esa conciencia y pese a todo intentan mantenerse limpios, lo limpio que se puede ser en la gran cloaca. La pregunta que se hace esa clase de artistas es: ¿Estoy vivo o estoy muerto?
Yo creo que se responden, con vómitos y balbuceos. Creo que el artista de esta raza sabe que está muerto, condenadamente muerto, y tiene miedo de estar muerto y por eso hace arte. Para escapar de su muerte.
Vicente Zito Lema
martes, 17 de agosto de 2010
JULIO EL ESPIRITUAL
Ruta del Lipán
No es la ciudad, pero tampoco toda yo, esta yo que me dicta lo que escribo, esta yo que escribe lo que escucha tampoco es la culpable. No es el ente mayor que domina y apresura a bocina y alarma, no es mi gente, no es este invierno corrompido en tanto gris y tanto exceso y noche y seco. Somos todos, digo por ahí que somos todos.
sábado, 14 de agosto de 2010
martes, 10 de agosto de 2010
¿no es fenomenal?
sábado, 7 de agosto de 2010
Arte y revelaciones
viernes, 6 de agosto de 2010
creer o implosionar
lunes, 2 de agosto de 2010
hacer o reventar
jueves, 1 de julio de 2010
miércoles, 23 de junio de 2010
lunes, 14 de junio de 2010
mal de ojo
sábado, 5 de junio de 2010
Todo lo que sucede, sucede en segundos
Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son. (Amor 77,Julio Cortázar)
Entonces (digo entonces porque se supone que "el resto" es resultado de un acontecimiento anterior pero no estoy segura de que lo anterior sea sólo un acontecimiento ni que el hecho posterior sea resultado de algo por lo cual digo también que se supone. También digo entonces porque suena bien y porque en todo caso, algo tendrá que ver.)
Salí. No. Primero bajé las escaleras. O mejor primero abrí la primera puerta. La puerta roja. Y estaba oscuro. Al principio no del todo apagado porque de adentro todavía una luz amortiguaba la oscuridad que más adelante nacería de las paredes escalera abajo y una sensación de antigüedad humedecida, o de humedad antigua. Eso sobre todo. Estaba lo suficientemente abrigada, casi rozando el exceso, pero en el lapso que se sucede entre el adentro y el afuera, suele estar más fresco. Pienso que más allá de la humedad y la falta de sol, es que el cuerpo se va a adaptando a la nueva situación de estar más solo que acompañado.
La escalera no es demasiado larga sin embargo se distingue por su tan extraña cualidad de "atmósfera", de "otra cosa", como una extensión de eso que es muy común y que se llama escalera.
La extensión no se sabe muy bien donde, o por qué está. Es claramente el ínterin entre el mundo real y el absurdo, ambos tan reales y tan absurdos, cada uno a su tiempo, ese ínterin es lo que vuelve a ese espacio arquitectónico que va desde la puerta primera, la roja, hasta la puerta segunda, la negra, un lugar particularmente bello pero no del todo amable.
Dejaba atrás una luz y a un hombre amándome, volvía avanzando a mi más eventual soledad, con la que me iba a encontrar a penas cerrara la puerta de calle.
De todas formas no sentí el fresco. Estaba pensando en otra cosa. Básicamente me ocupaba de pisar firme, de tocar la baranda a la izquierda y la pared a la derecha, bajar peldaño por peldaño con animosa velocidad para que ese lapso terminara, no por miedo a caer sino por la oscuridad apelmazada sobre mis espaldas y en mis ojos, algo como una amenaza dulce y lenta. Caminé por ese pasillo muchas veces y sin embargo en este último escalón tuve la sensación de que no sabía que iba a venir después: Al final de la escalera, otra vez una claridad vaporosa y un alivio consecuente. Pero aún así caminé despacio. No había voces de vecinos. En la casa del fondo no estaban los obreros trabajando porque eran las 7 de la tarde. Igual miré hacia atrás, esperando algo. Por suerte no pasó nada. Cuando miré hacia adelante nuevamente, el obvio y redundante encuentro con la bastante oscuridad (más que la poca luz), y fue como mirar arriba, a donde estaban él, dos gatos y una perra, un mate frío, un todavía olor a mi en las sábanas, que son solamente y - sobre todo- nuestras.
Volvía avanzando y me dejaba invadir por un espesor, una idea de fin y de nuevo comienzo, me dejaba apretar por un deliberado sentido de libertad, de libertad máxima, hermosamente grosera, caóticamente perfecta y era un pasillo y siempre una oscuridad mediadora.
Pensé que el último escalón, que es como el pre-acceso al mundo estaba más cerca de mí, así que realicé el movimiento adecuado para bajar y el escalón no estaba. Me confié entonces en que estaría más lejos pero apareció justo un paso después del paso erróneo, por lo que me tropecé y fue como otro despertar. Tuve miedo de estar mareada así que me apresuré a caminar, ya no hay más escalones ahora. Primera certeza. Estaba saliendo ya de la atmósfera para penetrar en la otra. Casi llegando, escuchar el esbozo de autos, gente y luces como un gesto de bienvenida. La última vuelta y el pasillo ya es todo luz tenue, luz de farol, amarillenta de calle de ciudad, de calle esquina de avenida, por el vidrio el quiosco de enfrente cerrado. Eso fue alegre, es sábado y todavía es temprano para vender, la gente aún en sus casas mirando tele o tomando mate, o huyendo disimuladamente del frío que atardece en el parque vecino.
Abrí la puerta, la segunda, la negra, que es muy pesada. No lo suficiente como para molestarme. Un calor. Fue un calor o una levedad cálida, un aire de primavera, yo olía a perfume de bebé y eso no me gustaba porque era una mujer saliendo a la calle en un barrio tan porteño y tan adulto, no acorde a esa frescura inocente con la que me predisponía a andar. Ni siquiera acorde a mi secreto perfume de bebé. En la esquina la riña clownesca entre Villa Crespo y Paternal y otra vez esa idea (ese estado) de pasaje, de irme de acá para llegar allá.
Me sentí agradecida por la calidez de la incipiente noche, incluso por la vehemencia y esa tan agresión de mi ciudad, impecable y acogedora agresividad urbana en una mentirosa noche de otoño mintiendo primavera,
Y los dos gatos y la perra todavía esperándome y todavía tiempo para calentar ese mate.
No tuve necesidad de meter mis manos en los bolsillos, lo cual fue otro signo de bien-estar, porque los bolsillos de mi tapado son incómodos y porque si meto las manos ahí significa que tengo frío o miedo, o las dos cosas y en este caso no había nada más que una decisión implícita e indefectible de caminar largo y tendido. Asumo esto como la segunda certeza (mundo real.) Así fue, y lo que siguió después fue sólo mi barrio, los autos, gente en bicicleta, quioscos y un restaurante chino con muchos chinos y peruanos cenando temprano o almorzando tarde. En ese momento “supuse con seguridad” que tenía que escribir al menos algo de todo lo que estaba percibiendo. Así fuera lo más horrible y sinsentido que hubiese escrito nunca. Tercera certeza. (del mundo real tiendo a escaparme y no puedo contra eso)
En ese primer encuentro salvaje con la otra realidad, un olor a libros. Olor a gráfica, a papel, a papel viejo, a libro oscurecido y perfumado por el tiempo y algún viejo con anteojos que también olería a usado. No más que eso.
Creo que lo que me terminó de acomodar en el mecanismo rutinario de caminar por un barrio fue la crueldad con que una panadería me asaltó el olfato, olor a factura y pan, un olor conocido y denso que asesinó a mi vaga poética secamente, rapidito y sin dolor. Ya estoy hundida en la certeza.
Ahí podría decirse que sencillamente tuve que caminar y mirar. No pude hacer ningún tipo de apreciación más que notar papeles en el piso y pensar en Sartre y su demencia y su suciedad, o en la maga porque antes citaba a., y su otra desprolijidad sin sucio evidente, y tratar de decirme que eso era cosa de locos, que yo no podía levantar del piso papeles pisoteados o una cáscara de banana rancia, así que solamente miré la mugre, porque era mucha y era claramente mugre desde Viale hasta Donato Álvarez sobre San Martín. Y miré también a algún que otro ente de los que andan por el barrio saliendo de resacas o entrando con urgencia en ellas, ya no había más resistencia, comenzar a sudar, volver a mi estado de persona normal en el mundo un Sábado a la noche, donde lo que se hace es esperar, olvidar todo lo anterior y dedicarse a reírse y charlar.
Algo más habría que decir al respecto, pero no se me ocurre. Porque tengo que ir a bañarme, porque todo lo que hice en este tiempo en que llegué al mundo nuevamente, fue pensar en cómo llegué. Por lo cual todavía sigo llegando y bañarme probablemente me ayude a adaptarme sin problemas y arribar de una vez por todas, como para no hacerlo más repetitivo de lo que ya es.
Hipotéticamente haría eso esta noche, pero hay además un todavía olor a mi en una sábana y queda hacer una cama, que hoy es de pronto el acontecimiento más oportuno y memorable del mundo, porque es una cama para dos, es una cama de cuentos, de canción y de locos, eso es un poco vivir en la ciudad y tener una única y sustancial razón para hacerlo.
jueves, 3 de junio de 2010
vuelta al medio
viernes, 28 de mayo de 2010
adolescencia
martes, 25 de mayo de 2010
culpa del blog!
domingo, 23 de mayo de 2010
OPINO SIN POESÍA PORQUE NO ES LA OCASIÓN.
sábado, 1 de mayo de 2010
Soliloquio, loquio loquio...
martes, 27 de abril de 2010
la vida idiota
miércoles, 14 de abril de 2010
a ver si entendemos
libros libros!!
Hay demasiados escritores en este mundo actual y ninguno termina de decirme para qué escriben. Le ponen palabras a sus propias palabras. Eso es lo que hacen. pero eso no me explica nada y no es que pretenda tener una guía práctica del escritor moderno ni mucho menos (los escritores muertos y los más antiguos si lo sabían expresar), pero algún indicio de por qué hacen su arte vendría bien.
Tampoco entiendo por qué los muertos siempre son un referente mas valioso y eficáz de la belleza, la creatividad y lo correcto en términos literarios. Pero sucede. A mi me sucede.
Lo que más me interesa es creer que la escritura sirve sencillamente y no menos que para convertir la realidad en lo mismo resaltado, es decir, hacer un si mismo mas hermoso, que sería decir el mundo más hermoso, o la manera de pertenecer al mundo, o la manera de intentar encontrar algún hueco de pertenencia donde quedarse tranquilo en el mundo.
Después hay razones filosóficas y no poco convincentes pero tienen más que ver con el intelecto, y está muy bien que así sea porque hablamos de escribir. Después hay mucha gente que afirma que la literatura no es un arte, que es otra cosa. Tampoco dicen qué.
Supongo leer como un alivio a la soledad y no en sentido figurado. No es que leo cuando la casa está vacía y tengo miedo. De hecho cada vez leo menos. Pero leer es entonces un alivio a la otra soledad, la de siempre, uno lee a esos, todos esos, y entonces oh, es cierto qeu no estaba tan loca, o que estoy lo coherentemente loca, hay más melancolía en el mundo, hay ´más belleza y hay más desenfreno lúdico, siesta y chaparrón y todavía cafés que justifiquen la siesta y el chaparrón aunque ya tampoco tomo café. Hay todavía placer en la pesadumbre, porque hay reinvención, hay revuelo dulce, el escritor sabe lo que es la soledad y por eso escribe. Porque entonces está el otro de si mismo leyéndolo, diciendole que si, que está bien, que tiene razón y que tiene derecho a decir y sentir todo eso, tiene derecho a ser historia y a construir esa historia que el tiempo va a parir cuando el ya haya muerto hace mucho.
sábado, 3 de abril de 2010
El triunfo del mouvement de mauvais goût!
Podría decirte cuentos, aspiraciones, o futuro, fuego, la noche o el amor.
Pero me es más significativo agarrar mis cosas (y las tuyas), y con esta especie de apremio tierno que sube desde tu imagen hasta mi, ir a buscarte el cuerpo,
buscarte la mirada esa que se te escapa con tu tan timidez alegre, como hilos o como partes finitas de nube atardecida,
se cuela en mis ojos que la reciben sin recortes ni acotaciones, como quien lentamente si quiere la cosa, una mirada tuya que es bien de verdad, de campo abierto o de mediodía o de lluvia pero de felpa también, blanda y vasta y alumbrada, y ahi me decís todo, y yo te puedo decir mas, pero todo eso que falta no va a ser aquí, ni en tu casa ni en la mía, quizá en un umbral frío, una hamaca, un puente, un barco, o alguno de todos esos lugares a donde vamos a estar o a donde sin saberlo ya andamos estando...
Los franceses a la palabra cursi la traducen exactamente como Mal Gusto. Ouch!
viernes, 2 de abril de 2010
No quiero y no voy a ser parte del imaginario, de la rueda de fantasías y supuestos de todas las personas que me conocen.
No voy a someterme a salvar a cada ser humano de sus hipótesis y sus figuraciones de la vida y las relaciones.
No voy a hacerme cargo tampoco de mi propio imaginario. Yo soy esto que soy.
Tengo suficiente con la carga de este animal malcriado y pretencioso que es mi tendencia a colaborar. El que no puede verlo porque antes de eso ve su propia máscara y teme llegar a la raíz, que se curta.
En la raíz no hay excusas para el bueno ni el malo, ni para el dolor ni para la felicidad. Hay bondad y hay amor.
Lástima que no todo el mundo pueda considerarse lo suficientemente bueno como para aceptar y recibir la bondad del otro.
Puente Tristeza
lunes, 22 de marzo de 2010
CHU-PA-LA
POR PESO PROPIO, OBLIGA A EDUCAR LA TÉCNICA QUE SERÍA EL MODO DE EXPRESIÓN MÁS APROPIADO PARA QUE ESO QUE YA EXISTE SEA PUESTO REAL Y TANGIBLE.
SER ARTISTA NO-SE-ELIGE.
EL ARTE NO DA LUGAR A SER UNA CUENTA PENDIENTE, SI ES VERDADERO NO DA LUGAR PORQUE SE VUELVE BÁSICO Y NECESARIO.
PARA RECONOCER A UN ARTISTA, FÍJESE DETENIDAMENTE EN LA EVIDENTE DIFERENCIA: HABLA DE ARTE O HACE ARTE?
PUNTO.
ÁSPERA.
domingo, 21 de marzo de 2010
Las del Domingo.
sábado, 20 de marzo de 2010
lunes, 8 de marzo de 2010
pibitas
la de Hacerse la poética. Es decir: Cortazar si, escribia sobre el café y los amigos, pero idiota! Eso fue hace mucho y ya lo hizo Cortazar!
No me jodan, no les creo que toda su vida toma sentido si ven una pelicula blanco y negro que no se escucha una goma, o de pronto oH! toda la vida es hermosa si camino una tarde de lluvia por mi calle! Y lo más cómico es cuando dicen: Odio los estereotipos. Me recuerda a mis 16 años, odio las etiquetas, y no se dan cuenta de que son puro estereotipo, por escaparse de eso terminan convirtiendose en version de lo que odian, pero de peor calidad todavia, porque ni siquiera es orgánico ni sincero. Es inmaduro.
Listo,
ya descargué.
la honestidad no es lírica.
Algo así:
Como un paisaje inconstante
yo nos veo rondando, componiendo un cuadro
donde siempre falta un color
pero nunca sobra
nos veo así sencillamente
faena
juego
y hasta quiza historia
Ya sabía yo, en algún lugar lo sabía
que no ibas a ser siempre eso que eras
yo te quería de más
y sin estrellarme contra vos
con la medalla merecida de la incertidumbre
las noches se nos vinieron
o nos fuimos amotinando contra ellas
para ganárnoslas
cada vez mas noches
no se a esta altura
a veces las ganas
y a veces no
Qué imprecisa puedo ser si hablo de amor
el amor del compendio, del ritual
nos cuesta.
Ando amándote sin cuidado
que sería como decir sin miedo
Y también despacio
para saberte verídico, innegable
ya inevitable aunque me negase.
caminar, te dije
hacer con vos una batalla
de amor contra amor
de despasion- desdeseo
hacer el amor tambien
qué será amor en la jerga de nuestro vínculo o el vínculo en la jerga de nuestro amor? Se me ocurre que decirte si y que digas no.
estas palabras sin hilo
el siempre espacio en blanco para completar de a dos.
Eso sería que tu conmigo y yo contigo:
tu cuerpo en algun lugar donde quepa también el mío.
y que seamos tan así de perfectos en el error.
tenerte en siempre
en Sí
en guerra
darte algo de todo.
para que duermas
y el fuego
o que me cuentes un chiste
o decirte basta.
tu cuerpo desayuno
ir hacia adelante
porque nos empuja el hecho
porque me ha sido dado
este asunto de vos y yo.
entonces no puedo negarmele
a esta seguridad inperfecta de que si, si, te amo.